fbpx

Una expectativa común…

Cuando nos disponemos a ser madres, o padres, lo hacemos desde el corazón. Nos imaginamos un niño, que primero será un bebé, e irá creciendo. Y, como en las películas, nosotros iremos viviendo grandes momentos de conexión íntima con nuestros hijos, en el que nos sentiremos importantes por haberles ayudado o porque nos harán un reconocimiento de su amor de la manera más inesperada, en el momento más … tierno.

… que no siempre parece estar a nuestro alcance

Pero cuando nuestro hijo ha sufrido un abandono, o situaciones de abuso antes de llegar a nosotros –adversitat primerenca–, o cuando presenta dificultades cognitivas, de desarrollo, o de salud mental … aquellos momentos pueden llegar a ser mucho más escassos que no pensábamos. Especialmente en algunas épocas.

Puedes llegar a vivir la infancia como si fuera una adolescencia. Y una adolescencia como si convivieras directamente con un espécimen de otro planeta, que ha establecido casualmente una avanzadilla en la habitación de tu hijo…

Una situación que desanima

La falta de conexión, convendrás conmigo, no te ayuda a sentirte contenta y satisfecha con la vida. No eleva tu confianza en tus capacidades como madre. No te facilita que te reconcilies con las dificultades de tu hijo … ni con las tuyas.

Pero eso, ahora, no te importará tanto.

Porque estás a punto de aprender una manera para crear una nueva conexión con tu hijo.

Una manera fácil, que requiere sólo observación y perseverancia.

Que se van haciendo más fácilesl a medida que la aplicas…

¿Quieres resolver el misterio?

En encontrarás la respuesta aquí…

Si no encuentras…¡Crea!

Una de las cosas que me ha enseñado el coaching es no dar nuestra vida por garantizada o inevitable.

A verla como una experiencia en la que nosotros tenemos qué decir. Tenemos qué hacer.

Basta con no resignarse, o mejor … plantarle cara al “no hay nada que hacer”.

Siempre hay algo que hacer.

No tienes tiempo?

Créalo.

Decide qué quieres hacer y qué no, determina el momento que vas a dedicar a lo que quieres hacer y … hazlo.

Puedes empezar en pequeño.

Y si sale bien, ya crecerá.

Pues con la conexión con tus hijos, pasa lo mismo.

Que no existe? Créala.

O, mejor dicho … cultivala. Riega los brotes.

Cuídalos … y crecerán.

Porque cuando nos enfocamos en algo, crece. Como también he aprendido con el coaching.

¡Pasa a la acción!

Si quieres realmente hacer crecer tu conexión con tu hijo, bájate el recordatorio en el que cada día podrás apuntar de una a tres interacciones positivas con él:

¡Profundiza!

Y si quieres profundizar más en tu transformación como madre, te invito a probar el pack inicial de cuatro sesiones de coaching, que te permiten,entre otras cosas, cambiar la mirada y abordar las dificultades de manera más … creativa.

Porque cuando tu estás bien, tus hijos están mejor.


Anna Rosa Martínez

hola@demareamarecoaching.com

demareamarecoaching.com

Sígueme en las redes sociales. ¡Hagamos comunidad!


0 comentarios

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *