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La metáfora de la mochila

Cuando te planteas o decides adoptar un niño, lo primero que aparece su mochila. La mochila en que se hallan los condicionantes provocados por el abandono, por los maltratos….

Una mochila que cargarán toda la vida.

Nuestra función como madres y padres adoptantes es ayudarle a llevar esta mochila. Y allá vamos, llenos de ilusión, imaginando que de alguna manera conseguiremos sacar piedras de la mochilaa y sustituirlas por plumas.

Aunque parezca inocua, la metáfora de la mochila nos condiciona la manera en que nos aproximamos a nuestro hijo.

En primer lugar, una mochila es un añadido al niño, ¿verdad? No es parte de su esencia. Nos viene a decir que la historia previa de nuestro hijo es una carga y que queda fuera de lo que ella o él es.

Por otra parte, si no es parte de nuestro hijo, podemos tratar de quitar las piedras y sustituirlas por plumas.

Si no tenemos cuidado, la metáfora de la mochila nos da permiso para manipular.

La metáfora del agujero

Para mí, es mucho más útil entender los efectos de la historia previa de nuestros hijos adoptados como un agujero en su interior.

Un agujero donde vive, como explica el psicólogo Xavier Garcia que le dijo un niño, un bicho que recuerda lo que él ya ha olvidado.

Un agujero donde están las cosas de él o de ella tan malas que hicieron que lo abandonaran.

Un agujero que también incluye las vías neuronales que no llegaron a desarrollarse por culpa del alcohol durante la gestación; las que no surgieron por falta de caricias y cuidados; las carencias causadas por la malnutrición, intrauterina o posterior.

Un agujero que da una angustia y una rabia inmensas.

Un agujero que es como un pozo, cuyas paredes son los mecanismos que han permitido a nuestro hijo sobrevivir hasta llegar a nosotros.

¿Es de extrañar, pues, que nuestro hijo se aferre tanto a lo que percibe que le ha salvado la vida? ¿A lo que le ha permitido llegar hasta aquí, a la pared alrededor de su agujero?

Ayudantes de obra

Esta metáfora nos permite entender nuestra función materna y paterna como los ‘cómplices’ en una restauración.

Los proveedores de recursos, los que montamos los andamios.

Los que aportamos nuestro gran mortero: el amor incondicional.

Los que facilitamos, directamente y también a través de profesionales, la restauración del entorno de este pozo de manera que el niño pueda abordar con más recursos los retos de la vida y, sobre todo … pueda lograr una confianza en sí mismo y en su capacidad de amar y de ser amado.

La restauración que, en algún momento de su vida, le pueda permitir investigar dentro del pozo … mirar los ojos del monstruo, abrazarlo, aceptarlo y quererlo. De incorporarlo y, finalmente, asimilarlo.

Es su obra. Es su trabajo. Es su vida.

Nuestro papel es darle las herramientas.

¿Cómo vives tu papel como ayudante de obra?


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Si eres madre adoptiva o de un niño con dificultades y te has sentido concernida, tal vez es el momento de ofrecerte un espacio para ti. Tu bienestar es el mejor regalo que puedes hacerte a ti y a los tuyos.

Te acompaño en procesos individuales a tomar conciencia y adquirir herramientas para disfrutar de la vida, a pesar de las dificultades.

Anna Rosa Martínez

hola@demareamarecoaching.com

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